Autora: María de los Angeles Salazar
- Abogada -
Trujillo, esa hermosa ciudad norteña, llamada la Ciudad de la Eterna Primavera, que se encuentra a pocos días de celebrar la llegada de esta época del año y se viste de gala para recibir turistas nacionales y extranjeros y demostrar al mundo entero, el porque de su denominación .
Pero yo – muy fiel a mi estilo- me permito preguntarles – seamos sinceros en la respuesta- ¿Aún merecemos ser llamados la ciudad de la eterna primavera?, ¿Hemos contribuido a mantener ese “envidiado” ambiente primaveral? … Yo, no me atrevería a exclamar un sí, con esa seguridad, que tantas veces me caracteriza.
Pues, si de ser sinceros se trata, lo que la gran mayoría de nosotros, como pobladores de la ciudad de Trujillo hacemos, mas allá de dar quejas y hacer reclamos y de enfrascarnos en la eterna pugna por buscar culpables; hacemos poco o casi nada por preservar nuestro medio ambiente; y, lo que es peor contribuimos diariamente a deteriorarlo.
La verdad es y será siempre- aunque nos cueste admitirlo-, que resulta muy fácil criticar a otros, ver el error ajeno, pero si de hacer un autoexamen y generar una autocritica se trata, no somos capaces de hacerlo o lo que es peor, obtenemos como resultado una conducta aprobatoria, adecuada y proactiva frente al lamentable e imparable fenómeno de la contaminación ambiental.
Se me viene a la cabeza, la idea de aplicar una encuesta – respóndala interiormente con un si o no-, será un secreto que quedará en su conciencia; aquí empezamos: ¿Cuándo va en su auto comiendo una galleta, tira la envoltura por la ventana?, ¿ Ha pisado la grama del algún parque en la última semana?, ¿ Abre con frecuencia la refrigeradora, a veces sin necesidad?, ¿ Ha visto al vecino quemar basura y lo a ignorado?, ¿ Usa con frecuencia aerosoles?, estoy segura que más del 80% de los lectores a respondido si a todas las preguntas- u estoy casi convencida que fueron el 100%- vieron, con preguntas tan sencillas , podemos darnos cuenta que no contribuimos en nada a mantener o mejorar la calidad de nuestro medio ambiente, por el contrario lo deterioramos y dañamos a nuestro antojo- y de paso nos quitamos un poco la vida- que tontos e indiferentes somos, merecemos un jalón de orejas. Pero, como un jalón de orejas, no va a solucionar en nada esta triste realidad, lo que debemos hacer – sin ánimo idealista- , en nuestro rol de ciudadanos de ésta ciudad, es contribuir con nuestras pequeñas acciones diarias a preservar el medio ambiente que nos rodea.
Y si somos de esas personas que creen fielmente en que la unión hace la fuerza, generemos ese efecto multiplicador- que tanta falta nos hace- y trasmitamos a nuestros familiares y amigos esa iniciativa de hacer que nuestras pequeñas acciones se reflejen en un medio ambiente sano y equilibrado, pues sólo así, podremos decir que estamos haciendo algo, de forma individual puede parecer que no se hace nada, pero sí hacemos que los demás nos imiten, ya habremos hecho bastante.
Trabajar por mantener el medio ambiente , es decir por mantener limpios los parques, las calles, el aire, el agua, etc. ; no sólo es tarea de las autoridades o de los legisladores- no siempre son los malos de la película-,.
No sólo es cuestión de ampararnos en los derechos que la constitución nos reconoce o de invocar el respeto por los Principios contenidos en la Ley General del Ambiente, de imponer sanciones y cerrar establecimientos. De lo que se trata es de no mantenernos inertes ante las circunstancias y de tomar la iniciativa necesaria para hacer que Trujillo siga siendo realmente la eterna ciudad de la primavera, de hermosos paisajes, de un clima cálido y acogedor como su gente y es que lo cierto es que: A Trujillo lo queremos verde. De lo contrario en muy poco tiempo se hará realidad aquella frase que leí en el Nick de un amigo mío, que por cierto es dueño de este blog: “Cuando el último árbol caiga, tendremos que aprender a comer cemento”
…. Pero aún estamos a tiempo !!!
TRUJILLO: ¡TE QUIERO VERDE!
